Por qué nos llamamos Gatites: identidad, orgullo y política con glitter y bigotes

Cuando elegimos llamarnos Gatites del Centenario, sabíamos que ese nombre iba a incomodar a algunes, pero también sabíamos que nos iba a representar. Porque no somos una organización más que rescata gatitos en Parque Centenario: somos un grupo diverso, orgulloso y profundamente político. No porque repartamos panfletos, sino porque existimos, sostenemos una forma de organizarnos y hacemos todo esto sin ocultar lo que somos.

Por qué usamos la "e"

Usamos la "e" porque nos nombra. Porque nos incluye a todes. Porque este espacio nació desde el afecto, la urgencia y la necesidad de construir algo más justo, incluso en las formas pequeñas. Cuando un refugio, una organización o un grupo de rescate se define, está haciendo una elección: de qué formas quiere existir, a quiénes quiere cerca y cuáles son sus límites. Nosotres elegimos habitar este lugar con lenguaje inclusivo, porque creemos que nombrar también es cuidar.

No somos un refugio tradicional. No tenemos espacio físico propio. Nos organizamos en red, con voluntaries que laburan desde sus casas, que se pasan horas trasladando gatos en transporte público, gestionando insumos, respondiendo mensajes o cuidando michis en tránsito. Esa red está sostenida por personas muy distintas entre sí, pero que comparten algo fundamental: se sienten segures y respetades desde el vamos. Eso no es casual. Eso también es militancia.

Orgullo de sabernos diferentes

Julio no es el mes del orgullo LGBTIQ+ en Argentina (nuestro orgullo tiene fecha propia: el primer sábado de noviembre, en homenaje a Carlos Jauregui), pero igual decidimos celebrarnos. Porque visibilizarnos también es resistir. Porque muchas personas de nuestra comunidad encontraron en Gatites el primer espacio donde pudieron ser elles mismes sin explicaciones. Donde lo que importaba era si podías cuidar un gato, si tenías tiempo para ayudar, si habías pasado por algo parecido.

Gatites es un oasis, sí. No porque sea perfecto ni libre de tensiones (nadie se ama todo el tiempo, ni siquiera en un grupo de rescatistas), sino porque es un lugar donde las diferencias no se traducen en exclusión. Donde podés ser una persona trans, no binarie, trolx, torta, bi, neurodivergente o simplemente distinta, y vas a ser bienvenide si compartís el amor por los gatos y las ganas de hacer algo.

La organización es política, aunque no se diga

Hay quienes creen que lo "político" es solo lo partidario. Pero la verdad es que toda forma de organización es una declaración. Cuando decidimos no usar el masculino genérico, cuando le damos voz a quienes están fuera de la norma, cuando priorizamos cuidar a los gatos más grandes o enfermos (que nadie elige), estamos tomando una posición.

Lo hacemos sin bajadas de línea, sin exigirle a nadie que piense igual, pero con claridad. Porque ser neutrales es un privilegio. Por eso, cuando hablamos de gatites en adopción no hablamos solo de mascotas, hablamos de dar segundas oportunidades. Cuando pedimos ayuda para un rescate, no es solo porque un gato lo necesita: es porque creemos que las redes salvan.

Celebrarnos también es mostrarnos

Este mes vas a ver nuestros posteos más coloridos, con glitter, con banderas, con amor. Pero no es puro marketing ni una estética vacía: es una decisión política. Usar colores, stickers, intervenir la calle o las redes con orgullo no es solo "hacer algo lindo": es mostrarnos tal como somos, y decirle a otras personas que pueden sumarse. Que hay lugares donde no hace falta fingir nada. Que hay refugios donde el lenguaje, la identidad y la diferencia no son un obstáculo sino parte del tejido.

Y sí, rescatamos gatos. Pero también nos rescatamos entre nosotres. Porque en una ciudad que abandona a les animales y a las personas que se salen de la norma, construir comunidad es una forma de pelearla. De estar vivxs. De hacer lugar.